Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/258

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
200
MORALISTAS GRIEGOS.

el dirigir al prójimo que vivió extraviado; en el supuesto de que todo el que peca, yerra el blanco propuesto y anda perdido. Y qué, ¿por eso te hizo daño? Pues no hallarás que alguno de estos contra quienes te irritas haya hecho cosa tal con que tu espíritu se pudiese empeorar; luego sólo consiste tu mal y agravio en ese juicio errado. Mas qué mal ó qué cosa extraña es si un ignorante hace lo que es propio de un necio? Mira tú no sea que con mucha más razón merezcas ser reprehendido, por no haberte hecho la cuenta que un hombre tal podía haber faltado en la tal cosa, y más que tenías motivos bien fundados, para sospechar que era probable el que ese mismo hubiese cometido un delito semejante, y sin embargo de que te has olvidado de eso, te maravillas si el otro delinquió. Lo más principa consiste en que cuando acuses á uno de infiel é ingrato, te reconvengas á ti mismo, puesto que evidentemente es tuya la culpa, ó bien porque creiste de quien tenía tal disposición que te guardaría fidelidad, ó bien porque haciéndole tú una gracia, no se la hiciste puramente con el fin de hacerle bien, ni de manera que en sola la acción de favorecerle ya dieses por percibido todo el fruto y logrado todo tu interés. Y qué más quieres beneficiando al hombre? ¿No te basta esto sólo? No has obrado conforme á tu naturaleza? ¿Y aun de esto mismo pretendes la pagą ? Esto viene á ser lo propio que si los ojos pise deja llevar del bien deleitable en comparación del honesto, creyendo hallar en aquél su bienaventuranza; por lo que se encuentra burlada, y por ir hacia Levante, se ve al cabo de su jornada en Occidente. San Agustin trata esto misino en varios lugares.