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por la serena frente,
ya desparezca esquiva,
ya torne de repente,
ya en fantástico vuelo
vague, en torno girando,
ya, dando tregua al duelo,
huya y torne fugaz, fugaz pasando.
Y después amorosa,
luego que haya tocado,
ya el labio colorado,
ya la mejilla hermosa,
aérea, rutilante,
como leve ambrosía,
venga á caer amante
en lo mas hondo al fin del alma mia.
–oo–
El arroyo.
Arroyo sosegado,
que al resbalar so la enramada bella,
murmuras acordado,
rico de espejos, si de aromas ella,
en vagos resplandores
confundiendo tus visos con sus flores.
Ayer cuando naciste,
eras pequeño manantial sin brio,
después arroyo fuiste;