II.
En dulce mocedad embebecido,
Ora en el uso de la ardiente espada,
Agora esté la mano y el sentido
Puesto en seguir la caza levantada;
Ora el pesado cuerpo esté adormido,
Ora el ánima atenta y desvelada,
Siempre en mi corazon tendré esculpido
Tu sér y hermosura entretallada.
Entre gentes extrañas de se encierra
El sol fuera del mundo y se desvía,
Viviré y moriré siempre desta arte.
En el mar, en el cielo y en la tierra,
Contemplaré la gloria de aquel dia
Que mi vista te vió, y en toda parte.
III.
Pedís, Reina, un Soneto, ya le hago;
Ya el primer verso y el segundo es hecho;
Si el tercero me sale de provecho,
Con otro verso el un cuarteto os pago.
Ya llego al quinto; ¡España! Santiago!
Fuera, que entro en el sexto. ¡Sus, buen
Si del sétimo salgo, gran derecho [pecho!
Tengo á salir con vida deste trago.