XXVI.
Salid, lágrimas mias, ya cansadas
De estar en mi paciencia detenidas;
Y siendo por mis pechos esparcidas,
Serán mis penas tristes mitigadas.
De mil suspiros vais acompañadas.
Y por tan gran razon sereis vertidas.
Que si mi vida dura por mil vidas,
Jamás espero veros acabadas.
Y si despues, llegado el final dia,
Do por la muerte dejaré de veros,
Hallase algun lugar mi fantasía,
El alma, que áun en muerte ha de que-
Á solas sin el cuerpo iloraria[reros.
Lo que en vida ha llorado sin moveros.
XXVII.
Hoy deja todo el bien un desdichado
Á quien quejas ni llantos no han valido:
Hoy parte quien tomara por partido
Tambien de su vivir ser apartado.
Hoy es cuando mis ojos han trocado
El veros por un llanto dolorido;
Hoy vuestro desear será cumplido.
Pues voy de he de morir desesperado.