Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/108

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
106
 

horribles, que no pueden ocultarse a nadie. Mi hermana menor ha abandonado a todos los suyos, se ha fugado, se ha entregado a... Wickham. Juntos se han marchado de Brighton. Usted conoce a él sobrado bien para dudar de lo demás. Ella no tiene dinero, no tiene relaciones, nada que pueda tentar a él... Está perdida para siempre.

Darcy se quedó quieto de estupor.

—¡Cuando pienso—añadió ella con voz muy agitada—que yo podía haber evitado eso!; ¡yo, que sabía lo que era él! ¡Si hubiera explicado sólo parte de ello, algo de lo que aprendí, a mi familia! Si su modo de ser hubiera sido conocido no habría ocurrido lo que ha ocurrido. Pero ahora, para todo, para todo es tarde.

—Estoy de veras apenado—exclamó Darcy—; apenado y espantado. Pero ¿es seguro?, ¿es por completo seguro?

—¡Oh!, sí. Se fueron de Brighton el domingo por la noche y se les han seguido las huellas hasta cerca de Londres, pero no más allá; seguro que no han ido a Escocia.

—Y ¿qué se ha hecho, qué se ha hecho para encontrarlos?

—Mi padre se ha ido a Londres, y Juana escribe solicitando la inmediata ayuda de mi tío; espero que nos marcharemos dentro de media hora. Mas no cabe hacer nada. ¿Es él hombre para dejarse manejar? ¿Cómo siquiera descubrirlos? No abrigo la menor esperanza. Es horrible por todos lados.

Darcy movió su cabeza en silencio.