Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/86

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
84
 

en consecuencia, había resuelto no perder de vista la fonda en toda aquella mañana. Pero su cálculo resultó equivocado, pues sus visitantes vinieron el mismo día que llegaron a Pemberley. Habían los de Gardiner e Isabel paseado por la población con algunos de los nuevos amigos, y regresaban en aquel momento a la fonda para vestirse e ir a comer con los mismos, cuando el ruido de un carruaje les hizo asomarse a la ventana, viendo a un caballero y a una señorita en un cabriolé que subía por la calle. Isabel, reconociendo al instante la librea, adivinó lo que eso significaba y proporcionó no escasa sorpresa a sus parientes haciéndoles sabedores del honor que esperaba. Su tío y su tía eran todo asombro, y el embarazo en el modo de hablar de ella, unido al hecho mismo y a muchas de las circunstancias del día anterior, les hizo concebir nueva idea del asunto. Nada lo había dado a entender antes; mas ahora convinieron en que no había otro medio de explicarse esas atenciones por parte de él sino suponer cierto interés por su sobrina. Mientras acudían a sus mentes esas nuevas ideas la perturbación de los sentimientos de Isabel aumentaba por momentos. Admirábase por completo de su propia inquietud; pero, entre otras causas de desasosiego, temía ahora que la parcialidad del hermano hubiera hablado a la señorita de Darcy demasiado en su favor, y deseosa más que de ordinario de agradar, creía que no le iba a ser dado el conseguirlo.

Retiróse de la ventana, temerosa de ser vista;