Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/147

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
145
 

Mas semejante información sobresaltó a la señora de Bennet. Habría deseado ésta convencerse también de que su hija había tratado de animarle al rechazar sus proposiciones; pero no osaba creerlo, y no pudo evitar el manifestarlo así.

―Lo importante, Collins ―añadió―, es que Isabelita entre en razón. Hablaré directamente con ella sobre eso. Es muy terca y loca muchacha y desconoce su propio interés; pero ahora haré que lo conozca.

―Dispénsame que te interrumpa ―exclamó Collins―; pero si en realidad es terca y loca, no sé si resultará mujer apetecible para mí, dada mi situación, pues, como es natural, busco mi felicidad en el estado del matrimonio. Por consiguiente, si insiste en rechazarme, acaso sea mejor no forzarla a que me acepte, porque si está sujeta a tamaños defectos de temperamento no habría de contribuir mucho a mi dicha.

―No me has entendido en absoluto ―prorrumpió alarmada la señora de Bennet―. Isabelita es terca sólo en asuntos como ése. En todo lo restante es muchacha de tan buen natural como la que más. Acudiré directamente a Bennet, y tengo por seguro que muy pronto estaremos de acuerdo con ella.

No le dió tiempo de contestar, sino que, apresurándose a ir al instante a donde estaba su marido, exclamó en cuanto pisó la biblioteca:

―Oh Bennet!, se te necesita inmediatamente; estamos todos en un aprieto. Es preciso ir para hacer que Isabel se case con Collins, pues ella