OBJECIONES A LA TEORIA 255 la leche en la tráquca. Pero existe esta precaucion especial. La laringe está tan prolongada que se levanta dentro del extremo posterior del pasaje nasal, y por esto puede dar libre entrada al aire para los pulmones, mientras que la leche pasa sin ha- cer daño ninguno á cada lado de esta laringe alargada, y llega asi sin peligro al gaznate detrás de aquella.» Pregunta entón- ces M. Mivart cómo la seleccion natural hizo desaparecer en el kanguroo adulto (y en la mayor parte de los otros mamífe- ros, en la suposicion de que descienden de una forma marsu- pial) esta estructura, «cuando menos perfectameute inocente é inofensiva.» Podria sugerirse en contestacion que la voz que ciertamente es de gran importancia para muchos animales, apenas podria haber sido usada con plena fuerza, en tanto que la laringe en trase en el pasaje nasal; y el profesor Flower me ha indicado que esta estructura hubiera estorbado mucho á un animal para tragar alimentos sólidos. Volveremos ahora por breve espacio á las divisiones infe- riores del reino animal. Las Echinodermata (peces-estrellas, crizos de mar, etc.), están provistos de notables órganos lla- mados pedicellariæ, los cuales consisten cuando están bien desarrollados en un forceps tridáctilo, esto es, formado de tres brazos dentados que precisamente se adaptan juntos, y colo- cados en el extremo superior de un tallo flexible movido por músculos. Estos forceps pueden hacer presa en cualquier ob- jeto con firmeza; y Alejandro Agassiz ha visto un equino ó crizo de mar, pasándose rápidamente partículas de escre- mento, de forceps á forceps, hasta debajo de ciertas líneas de su cuerpo para no ensuciarse la concha. Pero no queda duda de ademas de servir para quitar la porquería de todas cla- ses, desempeñan otras funciones y una de ella parece ser la defensa. Con respecto á estos órganos pregunta M. Mivart, como en tantas ocasiones anteriores: «Cuál seria la utilidad de los pri- meros principios rudimentarios de semejantes estructuras y cómo podrian estos brotes incipientes haber conservado nunca la vida de un solo equino?» Añade, «ni áun el repentino desar- rollo de la accion de asir pudo haber sido ventajosa sin el pe- dúnculo libremente movible, ni éste pudo haber sido eficaz sin las garras para coger; y sin embargo, no hay variaciones di- minutas meramente indefinidas que pudiesen desarrollar si- que