posibles grados de alguna clase: y esto ciertamente podemos hacerlo: me ha sorprendido encontrar (contando con que solamente han sido muy poro observados los instintos de los animales fuera de Europa y de la América del Norte, y que nada se sabe de instintos entre las especies extinguidas) cuántas graduaciones que conduzcan á los instintos más complejos pueden descubrirse. Cambios de instintos pueden ser muchas veces facilitados en el caso en que la misma especie tenga diferentes instintos en diferentes periodos de la vida,ó en diferentes estaciones del año, ó cuando esté colocada en diferentes circunstancias: en cuyo caso puede la seleccion natural conservar, ya el uno, ya el otro instinto. Y puede demostrarse que ocurren en la naturaleza semejantes ejemplos de diversidad de instinto en la misma especie. Ademas, como en el caso de la estructura corpórea, y en conformidad con mi teoría, el instinto de cada especie es bueno para la misma: pero no ha sido nunca producido, en cuanto nosotros podemos pensar, en benelicio exclusivo de otras especies. Uno de los casos más fuertes que yo conozco de un animal que en la apariencia lleve á cabo un acto por el solo bien de otro, es el de los pulgones, que voluntariamente ceden à las hormigas su dulce escrecion, como ántes que nadie lo observó Huber; que lo hacen voluntariamente, lo demuestran los hechos siguientes. Yo quité todas las hormigas que habia en un grupo de diez ó doce pulgones en una planta de acedera y las impedí volver en algunas horas. Pasado este intervalo. estaba seguro de que los pulgones necesitarian escretar: los observé por algun tiempo con una lente, y ni uno solo lo ha-bia hecho; entonces les hice cosquillas y les di golpecitos con un cabello, imitando todo lo que me fué posible lo que hacen las hormigas con sus antenas; pero ni uno escretó. Despues dejé que una hormiga se acercara á ellos, y en el acto parecia, por sus maneras ansiosas de correr de un lado para otro, que sabia bien qué rico rebaño habia descubierto; entónces empozó á jugar con sus antenas sobre el abdómen de uno de los insectos, y luego de otro, y de otro, etc., y cada uno, al sentir las antenas, levantaba inmediatamente su abdómen y escretaba una límpida gota de dulce jugo, que era ansiosamente devorado por la hormiga. Aun los pulgones más jóvenes se conducian de la misma manera, demostrando que la accion era
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Apariencia