su propia tierra, y no es sorprendente que recaigan en su antigua ocupación, cuando se les deja libres en un nuevo país. La carretera de Manzanillo a México, a través de Colima, Guadalajara, Guanajuato y Querétaro, es generalmente poco transitada por extranjeros que visitan el país, y los pocos que la usan, no llevan objetos de valor y andan en diligencia, confiando en la suerte de pasar sin ser robado, o en todo caso perder pero poco. Los guardias rurales mantienen la carretera con tolerable seguridad para las diligencias, y por ley los propietarios de la propiedad en las inmediaciones de un punto donde se ha cometido un robo son financieramente responsables de las víctimas por los daños, aunque se hacen pocos juicios de recuperación, imagino. En la carretera de Acapulco a la Ciudad de México, los viajeros siempre contratan una guardia de seis a veinte macheteros y suelen pasan por los peores distritos con seguridad.
A nuestro regreso a la ciudad, pasamos a la vista de la segunda gran mina del distrito de Guanajuato, "Los Reyes", situada, como el Valenciano, sobre una colina, con una gran ciudad alrededor de ella, pero no tuvimos tiempo para visitarla.
Después de la Cena fuimos a la mina Serrano, que está trabajando con utilidades en este momento. Está situada en el Cerro de la Bufa en el extremo superior de la ciudad. Quinientos hombres, mujeres y niños son empleados en esta mina, sacando el mineral, rompiéndolo, y clasificándolo. Los hombres generalmente trabajan en pequeñas cuadrillas por un porcentaje de la venta del mineral que sacan. La cantidad de la plata minada semanalmente es cerca de cinco mil dólares, y los gastos de mil dólares, dejando una utilidad neta de cuatro mil dólares.
El gran tiro tiene aproximadamente 950 pies de profundidad.
