Página:Our Sister Republic - Mexico.djvu/357

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
343
NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.

Palacio del Obispo le dijo al ilustre Señor Don Fray Juan Zumárraga, primer obispo de México, lo que había visto y oído.

El obispo escuchó, pero dudó. Apesumbrado Juan Diego volvió a la colina, y al pie la Virgen se le apareció nuevamente, y repitió, en sustancia, su primer mensaje, agregando, que la Santa Madre Iglesia nunca podría ser bendecida en México, hasta que la Iglesia fuera erigida en su honor en el punto que ella había indicado. Un gran, pozo fluyendo o manantial de agua mineral, oscuro y turbio, pero excelente para escrófula y otras enfermedades del cuerpo y el alma, salió de la roca donde ella estaba parada, y todavía fluye; bebí algo del agua sólo trescientos treinta y ocho años, a un día, desde entonces, y no me enfermé seriamente. Volvió al obispo, y todavía el digno prelado dudó.

Se le apareció una tercera vez, y le dijo que llevara, como prueba de su historia, al obispo, un manojo de rosas, tales como no florecen, incluso en México, en pleno invierno. Él las envolvió en su manta y fue al obispo. Cuando este último desenrolló el paquete, y vio las rosas, su incredulidad fue perturbada; pero cuando las rosas cayeron se vio una hermosa pintura de la Santísima Virgen, milagrosamente pintada en la gruesa tela del país, su cara morena brillando con luz sagrada, sabía que el mensaje venia del cielo, y cayendo de rodillas, besó el dobladillo de la tela, y declaró que la Iglesia seria erigida como fue ordenado.

Cuando los españoles, bajo Cortez, escaparon de México en la Noche Triste, a uno de los soldados se le cayó una muñeca de trapo, o imagen, y en su regreso triunfal,