mirando el gran paisaje que la rodea, una nueva teoría se me ocurrió. Las pirámides en el Valle del Nilo destacan audaces y grandes, las grandes figuras centrales de escena,—sin ser empequeñecidas por comparación con grandes montañas en los alrededores. Podemos entender porque los hombres podrían tratar de erigir en dicha localidad, un monumento perdurable a su grandeza y de poder. Pero aquí, a plena vista del Orizaba y Popocatépetl, el trabajo del hombre más poderoso como una gran colina apenas llamaría la atención un momento, y aun un egoísmo de la más bárbara naturaleza podría ser refutado en presencia de estas perfectas obras de la mano del todopoderoso. No creo que haya habido alguna vez una raza en la tierra tan vanidosa como para erigir tal monumento en dicha localidad; y además, no había ninguna necesidad para tal gasto de tiempo y mano de obra en la erección de un montón de adobe, en la llanura de Cholula, como esta pirámide, como se habría requerido si es totalmente artificial. Dispersos a través de todos los valles de México Central, hay colinas separadas, compuestas de grava lavada y tierra, de tamaño igual o superior que esta pirámide. Se pueden ver algunas de ellas desde donde nos paramos.
Me parece muy probable que una de estas colinas estaba aquí donde los Cholutecas construyeron su ciudad; y que con el fin de adecuarlo para usarlo como un templo, simplemente cortaron los lados, y lo terracearon en forma piramidal. Los ángulos y caras de las terrazas así formadas, deberán estar protegidos contra efectos de las tormentas, que pronto lavarían todo el montículo, y por lo tanto la revistieron con adobes, puestos con cuidado y mezclados con lava, que pronto se convirtió en solida, masa de concreto, como la vemos hoy. Las capas de adobes y lava son perfectas en muchos puntos, pero en otros lugares,
