Cual puede ser el valor del oro, plata, y piedras preciosas en la Catedral actualmente, no tengo ni idea, y nadie puede hacer más que una suposición al azar al respecto. Me decepcionó enormemente la Catedral de México, que esta muy dilapidada, polvorienta, toda manchada, y muy lejos de mi ideal, formado por descripciones que había leído de ella; pero la Catedral de Puebla ahora superó mis expectativas.
Nosotros visitamos muchas otras Iglesias, el antiguo Colegio de jesuitas, y la biblioteca—ahora secularizada y abierta al público—que contiene veinticuatro mil cuatrocientos volúmenes, en su mayoría muy antiguos, y valiosos sólo para anticuarios; la escuela de diseño; la fábrica de vidrio de Puebla, que está entre los más extensos y completos de su tipo en el continente; las colinas y fortificaciones de Loreto y Guadalupe, desde donde fue rechazado el ejercito francés, con cuarenta mil efectivos, en el ataque del Cinco de Mayo, y muchos otro de objetos de interés en y alrededor de Puebla.
Entre los lugares visitados fue el Hospital Público de San Pedro, excelente institución, limpia, ordenada, y admirablemente administrada, con ciento sesenta y tres pacientes, de los que cincuenta eran mujeres. Mientras estábamos ahí, se repartió un papel impreso con la siguiente inscripción:
"La Unión Americana y Mexicana son hermanas. Por lo tanto los asilos de enfermos de Puebla, presentan sus respetos al Honorable Sr. Seward como uno de sus hermanos. Hospital General de San Pedro, 21 de Diciembre de 1869."
Las manifestaciones en honor del Sr. Seward cerraron con una cena a cuarenta caballeros, en su mayoría mexicanos.