y cambiarían todo el sistema al de Nueva York que aprueban altamente.
A las 2 p.m., de nuestro último día en Colima, el grupo fue a una antigua Iglesia española para asistir al bautizo de los dos niños más chicos del cónsul Morrill. El Sr. Seward, grande, actuó con el Sr. Buckley como padrinos para uno, y el Sr. Fred Seward, esposa, y el Sr. Buckley, como padrinos y madrina del otro. La ceremonia terminó pronto, y al llegar al portal, hubo carrera de hombres, mujeres y niños de la clase más pobre para recibir brillantes y limpios reales llamado "bolos" como recuerdo del bautizo. El término proviene de la respuesta del padrino durante la ceremonia "¡Yo bolo!" (¡Consiento!) Es la costumbre de los padrinos y madrinas dar a cada persona presente un bolo, y tomó cerca de un cuarto ir alrededor. Luego, en la residencia del Señor Huarte, bandejas labradas con estas piezas—doce y medio centavos cada uno—perforados y adornados con cintas rojo, verde y blanco, fueron traídos, y fueron presentados por los "Compadres", a cada niño del ejército de sirvientes en el lugar. Es una costumbre peculiar y extraña.
Habiendo sido dejados sin saber, como fue, personalmente en el bautizo, me desquité distribuyendo algunos dólares en monedas de diez centavos americanos entre la audiencia altamente agradecida, a nombre el próximo candidato para ordenanza, ya sea niña o niño, el Sr. Buckley amablemente prometió actuar como mi representante en la ceremonia, ya que habrá unas pocas millas de millas, más o menos, ciertamente interferirían entre nosotros antes de ese evento interesante pudiera llevarse a cabo.
En la tarde del miércoles 13 de octubre Coronel Sabas Lomelí, comandante de la Guardia Estatal
