La mesa de la cena se preparó en el corredor con vistas a toda la escena, y el grupo se sentó a un suntuoso entretenimiento preparado con el más corto aviso. El Señor Huarte había proporcionado un suministro ilimitado de vinos y licores de todo tipo, y les derramaba como agua todo el camino a Zapotlán, a donde nos acompañó. Es un perfecto príncipe de anfitriones, y su amabilidad e incesante cuidado por la comodidad de nuestro grupo no será olvidada pronto. Estas personas mexicanas "le ganan el mundo" en el número y excelencia de los platos que preparan para la mesa a corto plazo. Pollo, pavo, y carne puede se puede tener en abundancia en cada aldea, y las sirven en diversos estilos, siempre bien cocida y apetecible. Ellos también producen dulces—literalmente "dulces"—de casi cada frutas y vegetal concebible, y también pastas y mermeladas en infinita variedad. En esta ocasión los dulces fueron elaborados por la mano de Señora de la Vega misma. Sus tres hijas de ojos brillantes, hermosas señoritas, con tez oliva ligera, sus mejillas teñidas con una tonalidad rosada, se sentó en la mesa con el grupo.
Cuando la se acabó la cena y los traídos, el gobernador de la Cueva se levantó, y en términos sentidos agradeció a Sr. Seward por su visita, y por los buenos servicios que había prestado a México. En nombre del estado de Colima, deseaba decirle adiós, desearle buen camino y un retorno seguro a su casa en el lejano norte, y le dio un abrazo caluroso. El Gobernador entonces lo abrazó con gran fervor, y dio a cada del grupo un afectivo adiós, y comenzó a su regreso a Colima.
La temporada de lluvias en este país comienza en junio, y según el almanaque, debería concluir en Sep-