Página:Páginas eslavas - Cuentos y narraciones (1912).pdf/179

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
177
Julián Juderías

—Ahora es preciso saber—dijo Pogostof temblando de pies á cabeza—si este féretro está vacío... ó habitado.

Después de un momento de vacilación, mi amigo se inclinó sobre el féretro, apretando los dientes, y levantó la tapa. Todos nos apresuramos á mirar.

El ataúd estaba vacío. Dentro no había más que una carta concebida en estos términos:

«Querido Pogostof: Ya tú sabeš que los asuntos de mi suegro van muy mal. Está de deudas hasta el cuello. Mañana ó pasado vienen á embargar sus bienes, lo cual arruinará á su familia, á la mía y pondrá su honor en entredicho; el honor que es antes que todo.

»En el consejo de familia celebrado anoche decidimos ocultar todo lo que tenga valor, y, consistiendo su fortuna en féretros (pues, como sabes, tiene el almacén de articulos fúnebres más acreditado), hemos resuelto esconder los mejores.

»Me dirijo á tí, como á un buen amigo, rogándote que me ayudes á salvar nuestra fortuna y nuestro honor. En la esperanza de que no has de negarte á ello, te envío, querido, un ataúd para que lo tengas en tu casa hasta que te avise.

»Espero que no te negarás, pues mandaré por él la semana que viene. A todos mis amigos íntimos les he mandado un féretro confiando en su grandeza de alma. Te quiere, Ivan Cheliustin

El yerno del fabricante de ataúdcs salvó su honor y dinero; pero yo estuve tres meses malo á consecuencia de un desarreglo nervioso.

Cheliustin tiene una oficina de pompas fúnebres y un almacén de lápidas, coronas y otros artículos por el estilo y como sus asuntos no prosperan, todos los días, al volver á mi casa, temo encontrarme conque al lado de mi cama se alza un mausoleo ó un catafalco.

12