Página:Páginas eslavas - Cuentos y narraciones (1912).pdf/31

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
29
Julián Juderías

en el ánimo del que por vez primera lo contemplaba.

Todo él estaba surcado por barrancos. Sobre su inclinada pendiente se alzaban en dos lugares distintos pequeñas casas. Sobre una de éstas últimas abría sus ramas un manzano cuyas raíces iban á buscar el sustento en la tierra vegetal que sostenían unos postes de madera. Sus frutos arrancados por el viento iban á caer en la misma casa señorial. Una estrecha vereda culebreaba por cl monte pasaba delante de la morada del propietarío y descendía hasta el pueblo. Cuando el filósofo midió con la vista la pendiente de aquel monte y recordó el viaje de la víspera dedujo que el propietario tenía caballos dotados de razón ó servidores con cabezas muy dura s cuando á pesar de los vapores del vino, no rodaron por los aires con las piernas por alto, juntamente con la britchka y los sacos de mercancías.

El filósofo contemplaba todas aquellas cosas desde el lugar más elevado del patio mirando hacia el norte. Cuando se volvió para ver lo que había en el lado opuesto se ofreció á sus ojos un cuadro completamente distinto. El pueblo se deslizaba por la suave pendiente en que se hallaba construído hasta el llano y una inmensa pradera cuyos tonos iban oscurecióndose en proporción á la distancia se dilataba á sus espaldas. Numerosos pueblecillos blanqueaban en lontananza por más que se hallasen á más de doce verstas. Hacia la derecha ondulaba una sierra y más lejos se columbraba la faja de oro de las sementeras y la anchurosa corriente del Dnioper que centellaba á los rayos del sol.

—¡Hermoso sitio! exolamó el filósofo. ¡Aquí se podría vivir pescando en el Dnieper ó en los estanques y cazando á lazo ó con escopeta las avutardas y los conejos! Además, creo, que no serán