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haciendo una terrible justicia en medio de la soledad de los mares, castigando á los que violaban las leyes de los hombres, IV .

Siete meses después de su salida, al empezar el año 1818, se hallaba La Argentina navegando en el mar de Cebeles. Después de refrescar sus vívores en el archipiélago que media entre Borneo y Mindanao, el 7 de encro puso la proa á Filipinas, lirigiéndose á la isla de Luzón, base y centro del poder colonial de la España en la Malasia..

El 31 de enero estableció Buchardo su crucero sobre la isla do Luzón, dominando desde luego el puerto y el estrecho de Manila, como dueño y señor de aquellas aguas, donde años antes el almirante Anson se había cubierto de gloria y oro mandando el Centurion (34).

La situación de La Argentina no dejaba por esto de ser muy peligrosa. Hallábanse en el puerto de Manila dos navíos de la compañía de Filipinas, el San Fernando y el Rosel, y una corbeta de guerra española, á lo que debe agregarse una flotilla de faluchos armados do dos cañones cada uno, que hacían el servicio de guardacostas. Todo esto, unido á los recursos militares que podía suministrar la capital de la colonia, hacía posible que los españoles intentase un ataque sobre el corsario argentino. Así dice Buchardo: "Hallándose los nemigos con fuerzas tan superiores, yo esperaba un ataque. Vivía con precaución, pero sin temor.

La resolución de los argentinos era decidida por el (34) V. viajes del almirante Anson, etc.