Página:Para leer a Carlos Castaneda.djvu/128

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no lo puedes hacer. La otra, es decir: «Yo no soy así, yo no soy así», y repetir que tú no eres así. Pero te prometo que va a llegar el momento en que te vas a dar cuenta de que sí eres así...” C.C.

LA CITA INEVITABLE

En esta historia, Don Juan le dice algo muy importante a Castaneda, algo que sintió, como un augurio, cuando estaba por encontrar a Castaneda en la estación de autobuses. Le dijo que él presentía el final, y al principio creyó que se trataba del final de su vida. Pero más tarde se dio cuenta que era el final de su antiguo linaje. Una señal muy importante para un hombre de conocimiento. El poder le envió a Castaneda y al mismo tiempo el instrumento que daba fin a un legado de veintisiete naguales, que inició antes de la conquista española.

Este dato es relevante, pues efectivamente, con Don Juan se termina un antiguo linaje y tal vez, con Castaneda, nace un nuevo tipo de linajes. Toltecas modernizados. Eso podría explicar la actual confusión que se te tiene en torno a los herederos del legado de Castaneda. Todo mundo espera que los discípulos de Castaneda logren estructurar una propuesta que responda a la necesidad de que el conocimiento tolteca llegue a un mayor número de personas. Lo cierto es que se muere para renacer.

Don Juan le habla de la muerte, de cómo el huevo luminoso tiene una parte que tiene una variación en el resplandor y que cuando esta se abre, la muerte entra con toda la furia para desintegrar y fundirlo en el infinito. La muerte de su amigo Bill es manejada con destreza por Don Juan y le hace ver que el problema es que la gente común piensa que tiene todo el tiempo del mundo para dudar o errar. Le dice que la diferencia entre un guerrero y un hombre común, es que el guerrero sabe que no tiene tiempo y actúa en consecuencia. La muerte lo hace estar alerta.

Don Juan le dice que los chamanes antiguos creían que existe tristeza en el universo y los toltecas conocieron “el dardo de la tristeza universal”. Don Juan le relata la historia del Gran Garrick.

“»La condición de los chamanes —siguió don Juan—, es que la tristeza para ellos es abstracta. No viene de codiciar o de necesitar algo o de la importancia personal. No viene del yo. Viene del infinito. La tristeza que sientes por no haberle dado las gracias a tu amigo ya tiende hacia esa dirección…” C.C.

EL PUNTO DE RUPTURA

En las enseñanzas de la toltequidad, existe un punto en el que el aprendiz tendrá que “romper” con su antiguo ser y con su antiguo mundo. Esta ruptura propicia el “silencio interno”, es decir, “detener el dialogo interno”; en otras palabras, detener la “percepción común del mundo”. Es decir, todo lo que les rodea deja de ser como siempre ha sido y el aprendiz percibe el mundo de manera diferente, a través de los sentidos, no a través de la mente.

Como muchas enseñanzas ancestrales, los toltecas, supieron que sí se detiene la descripción que la mente hace del mundo que le rodea, el mundo cambia. Por ello, el silencio interno, es buscado por estos pueblos antiguos por diferentes vías pero con los mismos resultados, es decir, la cesación de los pensamientos.

Estas técnicas buscan llegar a la naturaleza verdadera del ser humano, los toltecas le llamaban, “la libertad total”. Cuando se llega a este punto, el ser humano deja de

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