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Las lecturas de Castaneda, a cerca de la sabiduría tolteca nos pueden conducir a dos caminos. El fácil y común, que es caer en la fantasía, los estados alternados de conciencia provocados por enteógenos y la desconexión de la realidad. O por otro lado, nos puede dar una pauta de vida a través de la disciplina, el intento inflexible, la mesura y la humildad en todos nuestros actos cotidianos. Volvernos en verdad seres humanos. No como “lectores—guerreros”, sino como seres humanos conscientes de sus limitaciones y sabedores de que se van a morir, pero con una sutil nostalgia por el infinito.

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo es, más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los campos de energía que normalmente le son inaccesibles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean al percibir el mundo cotidiano que conocemos.

El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estás disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.

Ser despiadado no significa aspereza, astucia no significa crueldad, ser paciente no significa negligencia y ser dulce no significa estupidez.

Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.

El problema del hombre es que intuye sus recursos ocultos pero no se atreve a utilizarlos. Por eso dicen los guerreros que el problema del hombre es el contrapunto que crean su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, que le enseñen nuevas ideas que tengan que ver exclusivamente con su mundo interior; ideas de chamanes, no ideas sociales; ideas relativas al enfrentamiento del hombre con lo desconocido, con su muerte personal. Ahora, más que nunca, necesita que le enseñen los secretos del punto de encaje.

COMENTARIO

Existen un sin fin de paralelismos, entre los términos que maneja Don Juan, y que, según él, son la herencia de la Toltequidad o Toltecáyotl, como le llaman los expertos. Pero aquí existe uno que llama poderosamente la atención. En efecto cuando Castaneda dice: “El infinito me tragará y quiero estar preparado para ello. No quiero que el infinito me disuelva en la nada..., los textos que hablan del viaje de cuatro años al Mictlán, que tenían que hacer los difuntos que habían llevado una vida vana e intrascendente. Después de mucho penar llegaban ante el Señor de la Muerte, Mictlantecuhtli y le decían que habían finalizado el viaje. Entonces Mictlantecuhtli les decía, “Pues bien, han terminado tus penas, vete, pues a dormir tú sueño mortal. Después de cuatro años de viaje por el Mictlán, ¡La nada será tú destino final!

Florinda le da una sentencia a Castaneda, le dice que tal vez, cuando llegue a ser un nagual inmaculado, puede que te burles de los toltecas y su sabiduría. O hasta llegues a renegar de Don Juan y Don Genaro.

Esto es muy interesante, pues rompe totalmente el probable esquema dogmático que pudiera tener “las enseñanzas de Don Juan”.

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