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Acta Pii PP. XI

Por tanto, ese Gobierno, negándose a la presencia de Nuestro Delegado, a quien casi todos los Gobiernos reciben como embajadores de paz, lo rechazan y se deja llevar por esa conducta injusta que se produce entre vosotros con gravísimo perjuicio para los ciudadanos católicos.

En efecto, de día en día se adoptan con mayor dureza aquellas prescripciones y decretos que, de ser respetados, impedirían a los ciudadanos católicos gozar de los derechos comunes e, incluso, cumplir con las obligaciones y deberes de la religión cristiana. Mientras tanto, el Gobierno niega a la Iglesia Católica esa libertad que concede ampliamente a una secta cismática a la que llama "Iglesia Nacional"; favorece su formación y sus iniciativas sólo porque es contraria a los derechos de la Iglesia Romana, mientras os considera enemigos de la República porque defendéis la integridad y seguridad del patrimonio de la fe ancestral. Pero mientras tales hechos Nos traen un dolor muy grande, el único gran consuelo viene a Nuestra mente al saber que el pueblo mexicano combate vigorosamente las maquinaciones de los cismáticos, por lo que, mientras damos muchas gracias a la Divina Providencia, nos alegra honraros a vosotros, Venerables Hermanos, y a todos los fieles de la República Mexicana con las mayores alabanzas; y al mismo tiempo os exhortamos de todo corazón a que continuéis con ánimo fuerte la defensa de la religión católica. Profundamente conmovidos por las tribulaciones a las que estáis sometidos, Nos gusta repetiros las palabras que pronunciamos en el Sagrado Consistorio del 14 de diciembre del año pasado, en presencia de la augusta asamblea de cardenales: "No podemos tener la esperanza de tiempos mejores sino contando con una especial intervención de la misericordia de Dios, al que invocamos todos los días súplicate, y en un obra concordante y disciplinada de la acción católica que debe promoverse en el pueblo”.

Con corazón paterno os dirigimos, pues, Nuestro principal consejo, para mover vuestro ánimo paterno a propagar en la grey encomendada a vuestro cuidado una "acción católica" cada día con una mayor unión y disciplina. Decíamos Acción Católica";