De esta manera se puede entender los largos periodos, de esfuerzo constructivo del Anáhuac. Como por ejemplo Monte Albán, en lo que hoy conforma el estado de Oaxaca.
En efecto, Monte Albán inició su primera etapa constructiva en el año quinientos a.C. y fue destruido y abandonado en el año ochocientos cincuenta d.C. Lo que implicó un esfuerzo constructivo sostenido de mil trescientos cincuenta años, en los que el propósito arquitectónico-constructivo se mantuvo inalterable, lo que implica que "las ideas, objetivos y aspiraciones" por las cuales se movieron millones de toneladas de tierra y piedra, mantuvieron inalterada su vigencia. Esto solo se pudo lograr a través de la educación. Los telpochcallis, los cuicacallis y los calmécac, mantuvieron en los niños y jóvenes el propósito social, desde el año 500 a.C. hasta el 850 d.C.
La educación en su sentido más amplio, estaba totalmente inmersa en el tejido social. Lo mismo en la casa, que en los espacios públicos. En los objetivos de la familia y del Estado. La educación se encuentra presente en la obtención del alimento, como en su preparación y consumo. El individuo tiene que aprender los secretos y saberes del milagro alimenticio. De igual forma se aplica a la salud.
Pero lo mismo se aplica a la organización social. La ética y la moral,
entendidos como los juicios de valor de carácter personal y social, son
trasmitidos aprendidos a partir de procesos directos e indirectos educativos,
formales e informales. Es entonces la educación, la que permite que el
individuo, la familia y la comunidad, puedan alimentarse, mantener la salud,
organizarse y vivir en armonía en sociedad. Pero más aún, la educación es la
que puede concretar el mantenimiento del propósito social y alcanzar los
más elevados proyectos abstractos de una civilización a través del tiempo.