loquemos mas las edades que las estaciones: conviene ser uno en todos los tiempos, y no luchar contra la naturaleza: estos vanos esfuerzos gastan la vida y nos impiden usar de ella.
Al teatro es adonde conviene ir á estudiar, no las costumbres, sino el gusto: allí, mucho mas que en ninguna otra parte, es donde se manifiesta á los que saben reflexionar. El teatro no se ha hecho para la verdad, es hecho para adular, para divertir á los hombres: no hay escuela en donde se aprenda tan bien el arte de agradarles y de interesar el corazon humano.
El estudio del teatro conduce al de la poesía: ámbos tienen exactamente el mismo objeto.
El mal que se achaca al teatro no es precisamente el de inspirar pasiones criminales, sino el de disponer nuestra alma á sentimientos muy tiernos, que en seguida se satisfacen á costa de la virtud. Las dulces emociones que en él se esperimentan, no tienen por sí mismas un objeto determinado, pero