gracia no gustarlos. ¡Quien sabe de cuantos rateros y prostitutas puebla á Paris de dia en dia el atractivo de estos placeres imaginarios! Asi las preocupaciones y la opinion reforzando el efecto de los sistemas políticos, reunen, amontonan á los habitantes de cada país sobre algunos puntos del territorio, y dejan todo lo demas erial y desierto. Asi, para hacer brillar las capitales, se despueblan las naciones; y este brillo fútil, que hiere la vista de los necios, hace que la Europa camine á largos pasos á su ruina.
Los Franceses del gran tono nada mas que á sí mismos cuentan en el universo: nada es á sus ojos todo lo demas. Tener un coche magnífico, un volante, un mayordomo, es ser como todo el mundo. Para ser como todo el mundo, es preciso ser como pocas personas. Los que andan á pié no son del mundo, son plebeyos, esto es, hombres del pueblo, gente del otro mundo; y se diria que un coche no tanto es necesario para hacerse conducir en él, como para existir.