La relacion social de los sexos es admirable. De esta sociedad resulta una persona moral, de la cual la muger es la vista, y el hombre el brazo, pero con tal dependencia uno de otro, que la muger aprende del hombre lo que se necesita ver, y el hombre de la muger lo que se necesita hacer. Si la muger pudiese encumbrarse á los principios tan bien como el hombre, y este tuviese la inteligencia de los pormenores tan bien como ella, siempre independientes uno del otro vivirian en una eterna discordia, y no podria existir una sociedad. Pero en la armonía que reina entre ellos, todo tiende al fin comun, y no se sabe cual pone mas de su parte; cada uno sigue el impulso del otro, y ámbos son amos mutuamente.
El imperio de la muger es un imperio de dulzura, de maña y de complacencia: sus mandatos son caricias, sus amenazas son llantos; ella debe reinar en la casa como un ministro en el estado, haciendose mandar lo que quiera hacer. En este sentido, es constante que las mejores casas son aquellas en