dandose sobre un vicio del corazon humano, es una consecuencia de este principio: que cuanto la comedia es mas agradable y perfecta, tanto mas funesto es su efecto para las costumbres.
Todos convienen (y cada dia se conocerá mas) en que Moliere es el autor cómico mas perfecto de los conocidos; pero ¿quien podrá dejar de convenir tambien en que el teatro de este mismo Moliere, de cuyos talentos soy el mayor admirador, no es una escuela de vicios y de malas costumbres, mas peligrosa que los libros mismos en que de intento se trata de enseñarlas? Su mayor esmero es convertir en ridículo la bondad y la sencillez, y poner la astucia y la mentira de parte de aquel ácia quien se toma interes. Sus personas honradas no son mas que personas que hablan; sus viciosos son personas que obran y á quienes favorecen las mas veces los mas brillantes sucesos; en fin, el honor de los aplausos que raramente es para la que mas estimacion merece, es siempre para el que es mas diestro.
Examinemos lo cómico de este autor: por todas partes hallarémos que los vicios de carácter son el instrumento, y los defectos