mente todos los riesgos que nos hacen correr.
El misterio ha sabido alguna vez correr su velo en el seno de la alegre turbulencia y de la magnificencia de los festines.
La glotonería es el vicio de los corazones sin talento.
A todo se puede resistir menos á la benevolencia; no hay medio mas seguro de grangearse el afecto de los demas, que darles el suyo.
¡Que absurdos dicen aquellos que nos exhortan á que hagamos lo que dicen y no lo que hacen! Quien no sabe lo que dice, jamas lo dice bien; porque falta el lenguage del corazon que mueve y persuade.
Los corazones á quienes inflama un fuego celeste hallan en sus propios sentimientos una especie de deleite puro y delicioso, independiente de la fortuna y del resto del universo.
Los consuelos indiscretos solo sirven para aumentar las violentas aflicciones.
La continuidad de los males es la que hace insoportable su peso, y el alma resiste mucho mas fácilmente á los vivos dolores que á la tristeza prolongada.
Un corazon enfermo casi no puede escu-