Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/90

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gustan de su lugar, abandonan su viejo castillo, que muy luego es un edificio ruinoso, y van á la capital, en donde el padre con su cruz de San Luis, de señor que ántes era, se hace criado, ó tramposo y petardista: la madre establece una mesa de juego; la hija atrae á los jugadores, y muchas veces todos tres mueren de miseria y deshonrados.


VIAGES.


No se abre un libro de viages en el que no se hallen descripciones de caracteres y de costumbres; pero causa estrañeza ver en él que esas gentes que tantas cosas han descrito nada mas han dicho que lo que ya cada uno sabia; y que no han sabido percibir al otro estremo del mundo sino lo que no hubiera dependido mas que de ellos mismos el notar sin salir de su misma calle; y que estos rasgos verdaderos que distinguen á las naciones, que hieren los ojos hechos para ver, se han escapado casi siempre á los suyos. De aquí ha venido aquel bello adagio de moral, tan rebatido por toda la turba filosófica, de que los hombres son los mismos