Ir al contenido

Página:Plagiado (1896).djvu/127

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
119
LA PÉRDIDA DEL BERGANTÍN

y comencé á tener conciencia de mi situación. Me encontraba muy lejos del bergantín: grité, pero era claro que no podían oirme. El buque aun se mantenía á flote, pero á la distancia á que estaba, no me era posible distinguir si habían echado ó no el bote al agua.

Yo permanecía entretanto tranquilo y empecé á comprender que una persona puede morirse de frío lo mismo que ahogado. Las costas estaban cercanas.

Me dije para mis adentros, que sería extraño no poder llegar á esa costa.

No era muy hábil nadador, pero cuando me así del madero con ambos brazos y me puse á mover ambos pies, empecé á ver que estaba avanzando. Mucho trabajé y el progreso que hacía era muy lento; pero al cabo de una hora de mover brazos y pies con ayuda del madero, me encontré entre las puntas de una ensenada arenosa rodeada de colinas bajas.

El mar estaba aquí muy tranquilo; no se oía ruido alguno de olas; la luna brillaba con gran claridad; y pensaba en mi interior que nunca había visto un lugar tan desierto y desolado. Pero era tierra firme; y cuando al fin el agua fué tan poco profunda que pude soltar el madero y dirigirme andando hacia la costa, no puedo decir qué es lo que más experimentaba, si cansancio ó gratitud. Ambas cosas á la vez: cansancio, como jamás lo tuve antes de esa noche; gratitud á Dios, como muchas veces la había tenido, pero nunca con tanto motivo.