Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/194

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tampoco es conveniente que sean ellos dados á la risa. Porque una risa descompuesta es señal de una grande alteracion en el alma. Adim. Á mí así me parece. Soc. No debemos pues sufrir que se nos representen hombres graves, y mucho ménos dioses deshechos en risa que no puedan moderar. Adim. Seguramente que no. Soc. Ni aprobaremos en Homero lo que de los dioses dixo [1]: Una risa interminable se movió entre los dioses, quando vieron á Vulcano andar afanado cojeando por la sala del festín. Adim. Razon tendremos de no aprobarlo, segun lo que vos decís. Soc. No solo, segun lo que yo digo, sino segun la verdad exacta que debe ir sobre todo. Porque si no nos hemos engañado quando diximos, que en realidad la mentira es inútil á los dioses, y útil á los hombres quando se valen de ella como especie de remedio; claro está que su uso debe confiarse á los médicos y no indiferentemente á todo el mundo. Adim. Es evidente. Soc. A los magistrados pues con preferencia á toda otra persona les corresponde mentir (6), engañando al enemigo ó al ciudadano por el bien de la república. Á los otros nunca les debe ser permitida la mentira: y diremos nosotros que un particular que engaña á los magistrados es mas culpable que un enfermo que engaña á su médico, que un discípulo de la gymnástica que oculta al que le exercita los defectos de su cuerpo, que un

  1. 1. Ilia. v. 599.