marinero que disimula al piloto el estado del navio y del equipage suyo, ó de sus compañeros. Adim. Es mucha verdad. Soc. De consiguiente si el magistrado pilla en mentira á qualquier ciudadano que sea de condicion privada, ahora sea adivino, ora médico, ora carpintero, le castigará severamente, como introductor en el estado, así como en un navio, de un mal capáz de arruinarle y destruirle. Adim. Sin duda que este mal arruinaria el estado, si las acciones correspondiesen á las palabras.
Soc. Y qué? no debemos tambien criar á nuestros jóvenes guerreros en la escuela de la templanza? Adim. No puede menos. Soc. Los principales efectos de la templanza no son por dicha el hacernos sumisos á los que gobiernan, y señores de nosotros mismos en órden á todo lo que concierne al comer y beber, y á los placeres de los sentidos? Adim. Así me parece. Soc. Segun esto, aprobaremos nosotros aquel pasage de Homero, en donde Biomedes dice á Esthenelo [1]: Amigo, oye sin chistar y sigue mis consejos. Y este otro [2]: Caminaban los griegos llenos de enojo y esfuerzo, escuchando temerosos con silencio las órdenes de sus capitanes, y todos loa demas pasages semejantes á estos. Adim. Muy bien. Soc. Diremos acaso lo mismo de estas palabras [3]: Bonachon, ojos de perro, corazon de