de loa. Soc. Con gran pena me determino á decir, que Homero hizo mal en aplicar á Aquiles semejantes acciones, ó en dar fé en esto á lo que otros ántes de él habian publicado: y otro tanto digo de las amenazas que este héroe hizo á Apolo [1]: Tú me has perdido, de todos los dieses el mas cruel; yo tomaria de tí venganza, si estuviese en mi mano: y de su resistencia al rio dios Escamandro (8), contra el qual estaba pronto á pelear, y de lo que dixo con motivo de sus cabellos que estaban consagrados al rio Esperenlo [2], que los ofreceria sobre el sepulcro de su amado difunto Patroclo. No es creíble que él hubiese dicho nunca, ni hecho jamás cosa semejante [3], ni que arrastrase el cadáver de Hector en torno del sepulcro de Patroclo, ni que hubiese sacrificado sobre la hoguera cautivos troyanos reservados de intento para este cruel suplicio. Nosotros sostendremos que todo esto no es verdad, y no permitiremos que se haga creer á nuestros guerreros, que Aquiles hijo de Tetis y del moderado Peleo, viznieto de Júpiter, discípulo del muy sábio Centauro (9) Chiron, haya tenido el alma tan en extremo desconcertada que se dexase dominar de dos tan contrarias pasiones, como son una sórdida avaricia y un orgullo que insultaba á los hombres y á los dioses. Adim. Vos teneis razon.
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