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Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/77

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LXXI

y le desterró vergonzosamente á Italia, á los quatro meses de venido Platón. Corrieron tambien voces en Siracusa que habia mandado quitar la vida á este filósofo, como á primer autor de todo el daño, lo que seguramente fué sin fundamento: pues al contrario, Dionisio se esmeraba en acariciarle mucho mas, ora porque creyese que habia sido él engañado primero por los artificios de Dion, ora porque no pudiese en realidad pasarse sin verle ni oirle.

Con la freqüencia de su trato se aumentaba todos los dias la pasion que le tenia, hasta que su amor llegó á ser tambien tiránico, no queriendo que nadie fuese amado de Platón mas que él solo, y ofreciéndole á este filósofo el supremo poder en su Reyno, con tal que prefiriese su amistad á la de Dion. Mas temiendo que Platón abandonase la Sicilia sin su permiso para volverse á Grecia, con apariencias de honrarle, y en realidad por asegurar su persona, le hizo alojar en el alcazar, sin mas libertad que para pasearse en los jardines contiguos. Allí redoblaba sus esfuerzos, valiendose de las