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Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/81

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LXXXV

hiciesen traicion. Estos ruegos eficaces de los amigos, y sus poderosas consideraciones, determinaron á Platón á volver tercera vez á Sicilia á los setenta años de su edad.

Dionisio salió á recibirle en una quadriga de caballos blancos, donde le hizo sentar, haciendo él mismo de cochero; cuyo espectáculo, al paso que recreaba á Dionisio, alentó las esperanzas del pueblo, que se lisongeaba que su sabiduría triunfaría al cabo de la tiranía. Alojado Platón en el mismo palacio, y logrando toda la confianza del Príncipe, aplicó desde luego toda su habilidad para conocer si realmente tenia un deseo verdadero de ser virtuoso; pero conoció bien pronto que no le habia llamado sino por vanidad, y por separarle de la compañía de su fiel amigo Dion. Apénas quiso proponerle la vuelta de este desterrado, prohibió Dionisio á sus Intendentes que enviasen nada á Dion de sus rentas, só color que todos los bienes pertenecian á su Hijo Hippasino, que era sobrino suyo, y por lo mismo su tutor natural. Ofendido Platón de semejante injusticia, le pidió su