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En ondas mil el cabello
Que al hombro baja gentil.
Velado en blancos cendales
Suave respira tu seno:
¡Ah! ¡nunca ingrato veneno
Le haga latir mas veloz!
Tú sueñas dulces caricias,
Danzas y alegres festines;
¿No vés tambien serafines
Que besan tu tierno pié?
Tus sueños, virgen, tranquilos
Serán, cual mansa corriente
Que va á perderse en la fuente,
Bañando, al paso, la flor.
Exentas corran, María,
Tus horas de sinsabores:
Bendiga Dios tus amores
Y al que tu llames « mi bien. »
Cuando al altar te conduzca
De aquel que pena y perdona,
Yo te daré una corona
De bien oliente azahar.
Y cuando ponga en tus lábios
De esposo el beso primero,
Diré de nuevo sincero
« — Hermosa, vive feliz. »
Julio 11 de 1840.