lugar de un hermano casi siempre encontramos una tumba, donde dejamos un vaso lleno de esperanza y de vida la muerte nos arroja un esqueleto, como si, con los huesos de los buenos, quisiera escribirnos sobre el cenotafio de los mártires, una horrible profecia!....
Si ella hubiera de realizarse, felices los que mueren! —Las carcajadas de los verdugos y los ayes de las víctimas no penetran la loza de los sepulcros.
Pero si como lo creemos la causa de la humanidad es invencible; si la barbarie y la tirania pueden batallar, pero no vencer; si el sol de nuestros estandartes, casi eclipsado en estos dias de vértigo y de espiacion, ha de volver á lucir tan esplendente como en los dias homéricos de nuestros padres, cuan triste es nacer en medio de las tinieblas; desear la luz y no verla un solo instante; idolatrar la libertad y sentir el ruido de las cadenas; buscar las aras de la concordia y de la fraternidad y verlas en el polvo, y oir por todas partes el horrible clarin de la discordia que toca á degüello á las puertas de nuestro hogar: tener un alma de poeta, un corazon rebozando en amor de la humanidad y al preludiar la lira para llorar con los aflijidos, y consolar á los que caen, sentir que la muerte nos la arrebata, y desfallecida doblar la frente en el seno de la tumba, sin haber visto realizarse una sola de nuestras esperanzas, ni cumplirse uno solo de nuestros votos!