En el patio dos mozos arman cuestiones,
y sin ninguna dase de miramientos
se dirigen airadas reconvenciones,
resabios de distantes resentimientos...
Como el guapo es amigo de evitar toda
provocación que aleje la concurrencia,
ha ordenado que apenas les sirvan soda
a los que ya borrachos buscan pendencia.
Y, previendo la bronca, después del gesto
único en él, declara que aun que le cueste
ir de nuevo a la cárcel, se halla dispuesto
a darle un par de hachazos al que proteste...
Y en medio del bullicio, que pronto cesa,
las guitaras anuncian estar cercano
el aguardado instante de la sorpresa
preparada en secreto desde temprano:
Que, deseosos de aplausos y de medirse
de nuevo, recordando sus anteriores
tenaces contrapuntos sin definirse,
van a verse las caras dos payadores.
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Poemas Póstumos.