la inestabilidad política de las universidades produjo un "corte" mucho más fuerte que en otras áreas, que limitó las posibilidades de consolidación de las ciencias sociales (Vessuri, 1992).,Aunque todavía es poco lo que se ha re■exionado sobre los efectos de. estos " procesos (en términos de cultura académica); la menor autonomía y poder académico evidencia una mayor exposición a ser penetradas por elementos de la cultura política más general. la cultura disciplinar explica solo parcialmente esta situación. Es evidente que disciplinares, culturas institucionales y cultura política Continuidades y rupturas en la identidad académica: culturas desarrolla lo que para él constituye una Iigazón necesaria entre orden social y desarrollo de la actividad cientí■ca, o más especí■camente, la correspondencia funcional entre las formas democráticas y el ethosa de la ciencia■. En“ el razonamiento mertoniano, las características simbólico-culturalesde la ciencia, se vuelven incompatibles con las formas políticastotalitarias, yporel contrario, son complementarias a la vida democrática. Esta visión, quizás un tanto ingenua o ideal, parte del supuesto que la ciencia, y por ende, los científicos, poseen un grado tal de autonomia frente a la sociedad; que posibilita una clara diferenciación de Ioscomportamientos sociales entre uno y.otro espacio. Esto es, la sociedad puede condicionar el desarrollo de la ciencia pero no puede “penetrar” sus lógicas de funcionamiento. El comentario crítico a este planteo, nos sirve como punto de partida para desarrollar las siguientes hipótesis en relación a algunas continuidades y rupturas observadas en los tres modelos. En primer lugar, al contrario de lo que pensaba Merton, una serie de rasgos comunes de las culturas institucionales analizadas, parecerían mostrarque las mismas están permanentemente "atravesadas" por elementos de la cultura política. Aunque como vimos, los modelos de articulación expresan lógicas diferentes cuya fuente principal tienen base en las características disciplina res, también es evidente que la mayor o menor autonomia y poder académico se construyen desde racionalidades propias de la esfera política. El neo-corpora- tivismo de los físicos, donde su representatividad global les posibilita presionar y disputar recursos más e■cazmente al interior de la universidad y al estado. La ‘63 En dos ensayos clásicos, escritos entre 1937 y 1942, Robert, Mertona
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