Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/160

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
158
 

aquella postura. En pocas palabras le dije, para disculparme, todo lo que un amante puede imaginar de más sumiso y apasionado. Le pedí por favor que me perdonase. Manon me echó los brazos al cuello, diciendo que ella era quien necesitaba de mi bondad para hacerme olvidar todas las penas que me causaba, y que temía con razón que yo no creyese lo que me dijera para justificarse.

"Yo no te pido justificación alguna—le interrumpí; apruebo todo lo que has hecho. No soy quien para exigirte explicaciones de tu conducta; me consideraré muy contento, muy feliz, si mi Manon no me niega su ternura. Pero continué sin reflexionar en mi suerte—, Manon todopoderosa, tú que dispones a tu gusto mis alegrías y mis dolores, después de satisfacerte con mis humillaciones y las muestras de mi arrepentimiento, ¿me permitirás hablar de mi tristeza y mis penas?

Sabré de tus labios lo que ha de ser de mi hoy y si es que piensas firmar irremisiblemente mi sentencia de muerte pasando la noche con mi rival?" Ella tardó un rato en meditar su contestación.

"Caballero mío—me dijo, adoptando un aire tranquilo; si te hubieras explicado desde luego con claridad, te habrías ahorrado un mal rato y a mí una escena bien triste. Puesto que tu dolor procede de los celos, yo lo habría curado ofreciéndome a seguirte inmediatamente al fin del mundo. Pero me figuré que la causa de tu desesperación era la carta que te he escrito delante de The F :