zimo una hora; y en respuesta a mis otras observaciones, añadió que era un tirano, que no quería complacerla. Encontró el proyecto insuperable, "Comerás con su cubierto—me repetía—, te acostarás en sus sábanas, y mañana, tempranito, te llevarás a su amante con su dinero. Será un lindo modo de vengarse del padre y del hijo." Cedí a sus instancias, a pesar de que en el fondo de mi corazón presagiaba una catástrofe. Salf con intención de ir a ver a dos o tres guardias de Corps con quien Lescaut me había puesto en retación y rogarles que se encargaran de detener a G M. Sólo encontré a uno; pero era un hombre emprendedor, que, apenas supo de lo que se trataba, aseguróme el buen éxito. Me pidió diez pistolas para repartirlas entre los tres soldados que pensaba emplear, capitaneados por él. Le supliqué que no perdiera tiempo. Los reunió en menos de un cuarto de hora. Yo esperé en su casa, y cuando volvió con sus asociados, le conduje a la esquina de una calle por donde necesariamente había de pasar G M para ir a la de Manor.
Recomendéle mucho que no le maltrataran, pero que le encerraran cuidadosamente hasta las siete de la mañana, vigilándole para que yo pudiera estar seguro de que no se les escaparía. Díjome que su intención era llevarle a su cuarto, obligándole a desnudarse e incluso a acostarse en su misma cama, mientras él y sus tres bravos pasarían la noche bebiendo y jugando.
Permanecí con ellos hasta el momento en que vi wally
