Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/208

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
206
 

dos o tres cuartos a un andar, con un desván encima. Había mandado colocar seis sillas y algunas otras cosas necesarias para la vida.

Manon se quedó aterrada a la vista de tan triste albergue. Y se afligía por mí mucho más que por ella. Cuando nos quedamos solos, se sentó y rompió a llorar amargamente. Primero traté de consolarla; pero cuando me dijo que no más lo sentía por mí, y que en nuestras desgracias comunes sólo le preocupaba lo que yo sufriera, afecté ánimo e incluso alegría bastantes para lograr inspirárselos a ella. "De qué podría quejarme?—le dije.

Tengo cuanto deseo. Tú me amas, ¿no es verdad?

¿A qué otra dicha he aspirado nunca? Dejemos al cielo el cuidado de nuestra suerte. Yo no la considero tan desesperada. El gobernador es un hombre amable; nos ha tratado con consideración; no permitirá que nos falte lo necesario. En lo que respecta a la pobreza de nuestra cabaña y lo tosco de nuestros muebles, ya habrás notado que hay pocas personas aquí que estén mejor alojadas y con mejor menaje que nosotros; y, además, tú eres un químico admirable, que todo lo transmutas en oro", añadí, abrazándola.

"Entonces vas a ser la persona más rica del universo me respondió ella—; pues si no ha habido nunca un amor como el tuyo, es también imposible ser amado más tiernamente que lo eres tú. Yo me hago justicia—continuó—; comprendo que nunca he merecido esa pasión prodigiosa que sientes por mí. Te he causado penas que sólo has poby