Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/28

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
26
 

un adorador de mi clase. Nos ocupamos de los medios para ser uno de otro.

Después de muchas reflexiones, no hallamos más camino que la fuga. Había que burlar la vigilancia del acompañante, que, aun siendo sólo un criado, no era fácil de manejar. Convinimos en que yo mandaría preparar durante la noche una silla de posta, y que volvería a la posada muy de mañana, antes que él se despertase; que saldríamos en secreto e iríamos directamente a París, donde nos casaríamos al llegar. Yo tenía unos cincuenta escudos, fruto de mis modestas economías; ella poseía, aproximadamente, el doble.

Como criaturas que éramos, imaginamos que aquella cantidad no se acabaría nunca, y la misma confianza pusimos en el logro de las demás medidas.

Después de cenar, con satisfacción hasta entonces jamás por mí sentida, me retiré para poner en práctica nuestro proyecto. Me fué tanto más fácil arreglar las cosas, cuanto que, como pensaba marcharme al día siguiente a casa de mi padre, tenía el equipaje hecho. Poco trabajo me costó transportar un baúl y preparar una silla de posta, que estaría dispuesta a las cinco de la mañana; esta era la hora en que se abrían las puertas de la ciudad. Pero tropezé con un obstáculo que no sospechaba y que estuvo a punto de desbaratar mi plan.

Tibergo, aun cuando solamente tres años mayor que yo, era un muchacho de sentido y de una conTally