Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/33

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
31
 

del golpe cruel que me preparaba. A mi observación de la necesidad, dijome que aún nos quedaba lo suficiente para vivir algunas semanas, y que después ella escribiría a unos parientes suyos de provincias que le eran afectos y le enviarían recursos. Suavizó su negativa con caricias tan dulces y apasionadas, que yo, que sólo vivía por ella y que no desconfiaba lo más mínimo de su corazón, aplaudí sus palabras y sus resoluciones. Manon disponía libremente de nuestra bolsa y se cuidaba de pagar el gasto ordinario. Poco a poco fuí advirtiendo que nuestra mesa estaba mejor servida y que ella lucía adornos de precio. Como no ignoraba que apenas debían quedarnos diez o doce pistolas, manifesté mi asombro ante aquel aumento aparente de nuestra opulencia. Ella rogóme riendo que no me preocupara. "No te prometí—me dijo que encontraría recursos?" La amaba yo con demasiado candor para alarmarme fácilmente.

Un día que yo salí por la tarde y le había advertido que pasaría fuera más tiempo que de costumbre, al volver chocóme mucho que me hicieran esperar dos o tres minutos a la puerta. Nuestra servidumbre consistía en una muchacha poco más o menos de nuestra edad. Al venir a abrir le pregunté por qué había tardado tanto. Respondióme, con turbación, que no había oído llamar. Yo, que sólo había llamado una vez, la dije: "Pero si no has oído, ¿cómo has venido a abrir?" Esta pregunta la desconcertó de tal modo que, sin presencia de ánimo bastante para responder, rompió a Diy Diginally