Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/42

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
40
 

Felicítate ahora de la duración de tu triunfo. Sabes vencer con bastante rapidez, pero no sabes conservar tus conquistas." No tuve fuerza para soportar más tiempo un discurso cuyas palabras fueron otros tantos dardos para mi corazón. Me levanté de la mesa, y no había dado cuatro pasos, cuando caf al suelo privado de sentido. Me hicieron recobrarle acudiendo en seguida en mi auxilio. Abrí los ojos para verter un torrente de lágrimas, y la boca para proferir los lamentos más tristes y conmovedores. Mi padre, que siempre me quiso con ternura, desplegó todo su afecto para consolarme. Le oía, pero sin comprenderle. Me eché a sus pies, rogándole con las manos juntas que me dejase volver a París para dar de puñaladas al señor de B. "No —decía—, no ha conquistado el corazón de Manon; la ha violentado, la ha seducido por un encantamiento o un veneno; quizá la ha forzado brutalmente. Manon me ama. ¡No he de saberlo yo?

La habrá amenazado, puñal en mano, para obligarla a abandonarme. ¿Qué no habrá hecho para quitarme una amante tan encantadora? ¡Oh, dioses, dioses! ¿Será posible que Manon me haya traicionado y haya dejado de amarme?" Como no hablaba más que de volver en seguida a París y me levantaba a cada momento, mi padre comprendió que en el estado de excitación en que me hallaba nada me detendría. Me llevó a una habitación alta, dejándome encomendado a la vigilancia de dos criados. Yo no sabía lo que me paDie