Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/44

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
42
 

Mi padre se maravillaba al verme tan hondamente afectado; sabía que yo tenía un concepto claro del honor, y no pudiendo dudar de que la traición de ella me hiciera despreciarla, suponía que mi constancia era más bien hija de afición a las mujeres en general que no de aquella pasión en particular. Se aferró de tal modo a esta idea, que, sin escuchar más que a su profundo cariño, un día se expansionó conmigo. "Caballero—me dijo—, mi designio hasta ahora era que llevases la cruz de Malta; pero veo que tus inclinaciones no van por ese lado. Te gustan las mujeres bonitas; soy de opinión de buscarte una que te agrade. Dime sencillamente lo que piensas de esto." Respondile que no distinguía entre unas y otras mujeres, y que, después de lo ocurrido, a todas las detestaba igualmente. "Te buscaré una—añadió mi padre sonriendo que se parezca a Manon y sea más fiel." "Ah!—le dije—, si fuerais bueno para mí, me devolveríais a Manon. Podéis estar seguro, padre mío, de que no me ha traicionado; no es capaz de una infamia tan negra y tan. cruel. El que nos engaña a vos, a ella y a mí es el pérfido señor de B. Si supieseis lo tierna y sincera que es, si la conocieseis, vos mismo la amaríais." "Eres un niño—repuso mi padre—. ¿Cómo puedes estar ciego hasta ese extremo después de lo que te he referido? Ella misma es la que te ha entregado a tu hermano. Deberías olvidar hasta su nombre, y, si tienes juicio, aprovecharte de mi indulgencia." Comprendía claramente que mi padre tenía ra-