Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/51

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
49
 

brindado Manon. Sin embargo, un momento desgraciado arrojóme de nuevo al abismo, y mi caída fué tanto más irreparable, cuanto que, encontrándome de repente en el mismo punto de donde saliera, los nuevos desórdenes que cometí me arrastraron al fondo.

Había pasado cerca de un año en París sin saber nada de los asuntos de Manon. Al principio me costó mucho trabajo hacerme esta violencia; pero los consejos de Tibergo, que tenía siempre presentes, y mis propias reflexiones, concluyeron por vencer. Los últimos meses habían transcurrido tan tranquilamente, que me creía a punto de olvidar para siempre a aquella criatura encantadora y pérfida. Llegó la época en que yo debía hacer un ejercicio público en la escuela de Teología, y rogué a algunas personas de imp tancia que me honraran presenciándolo. A causa de esto, mi nombre circuló por todos los barrios de París y llegó a oídos de la infiel. No lo reconoció con certeza bajo el título de abate; pero algo de curiosidad, o quizá el arrepentimiento por haberme traicionado (nunca pude averiguar cuál de los dos sentimientos), la impulsaron a interesarse por un nombre tan parecido al mío, y fué a la Sorbona con otras señoras. Presenció mi ejercicio, y sin duda no le costaría mucho trabajo reconocerme.

Yo no tuve conocimiento de tal visita, pues en estos sitios hay unas tribunas particulares, destinadas a las señoras, donde éstas se colocan detrásde celosías. Volví a San Sulpicio cargado de gloria MANON by