Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/55

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
53
 

mesas tan magníficas, que ella poco a poco había ido ablandándose; pero que habría podido juzgar de sus remordimientos al ver la pena que la embargaba la víspera de nuestra separación; que, a pesar de la opulencia en que la tuviera, nunca había sido feliz con él, no solamente—me dijo—porque no tenía la delicadeza de sentimientos que yo y el agrado de mis modales, sino porque en medio de los placeres, que le procuraba sin cesar, llevaba en el fondo de su corazón el recuerdo de mi amor y el remordimiento por su infidelidad. Hablóme de Tibergo y de la confusión extrema que le causara su visita. "Una estocada en el corazón —añiadió—no me hubiera impresionado tanto. Le volví la espalda por no poder soportar un momento su presencia." Continuó contándome de qué modo había sabido mi estancia en París, el cambio de mi condición y mis ejercicios en la Sorbona. Aseguróme que había estado tan inquieta durante la discusión, que le costó mucho trabajo, no sólo contener las lágrimas, sino los gemidos y hasta los gritos, que más de una vez había estado a punto de lanzar. Finalmente, me dijo que salió de allí la última para ocultar su alteración, y que, guiándose sólo por el impulso de su corazón y la impetuosidad de sus deseos, habíase dirigido al seminario, resuelta a morir si no me hallaba dispuesto a perdonarla.

¿Quién sería el bárbaro que no se dejase ablandar por un arrepentimiento tan tierno y vivo? Yo, en aquel momento, me sentia capaz de sacrificar