Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/69

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
67
 

de mis temores, de la desesperación en que me hallaba sumido dos horas antes de verle, y en la que caería de nuevo si mis amigos me abandonaban tan cruelmente como la fortuna; en fin, enternecí de tal modo al buen Tibergo, que le vi tan afligido por la compasión como lo estaba yo por mis penas.

No se cansaba de abrazarme y exhortarme a que me animara y me consolara; pero como partía del principio de que me separase de Manon, le di a entender claramente que esto sería lo que yo consideraría como el mayor de mis infortunios, y que estaba dispuesto a sufrir, no solamente la más extrema miseria, sino la muerte más cruel, antes que aceptar un remedio más insoportable que todos mis males juntos.

Explicaos, pues—díjome. ¿Qué ayuda podré prestaros si os rebeláis contra todas mis proposiciones?" Me atreví a declararle que lo que necesitaba era dinero. Acabó por comprenderlo, y después de confesarme que creía entenderme, quedóse un rato suspenso, como el hombre que duda. "No creáis—repuso a poco—que mi preceupación proviene de un enfriamiento de mi celo y mi amistad; pero ¡en qué alternativa me ponéis!: negaros el único auxilio que queréis aceptar o faltar a mi deber concediéndoosle. ¿Pues no es cooperar a vuestro desorden ayudaros a perseverar en él?

Sin embargo—añadió después de reflexionar un momento, quizá sea el estado de ceguera en que os coloca la indigencia el que no os deje libertad a I