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Página:Primer viaje en torno del globo.djvu/25

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PRIMER VIAJE EN TORNO DEL GLOBO

§ III. El afán de lucro y el deseo de disminuir las dificultades y los riesgos hicieron concebir diversos proyectos para encontrar medios de proporcionarse las mercancías de las Indias de primera mano. Esto sucedió en la época del renacimiento de las letras y cuando el arte de la imprenta, recién inventado, había ya esparcido más las luces que los antiguos nos transmitieron acerca de la navegación y de la figura de la Tierra. Se sabía que algunos navegantes fenicios, saliendo del mar Rojo, habían entrado en el Mediterráneo, con el mismo navío, por el estrecho de Gibraltar;[1] por consiguiente, se conjeturaba que del océano Atlántico se podía llegar por mar a la desembocadura del mar Rojo, y, navegando al Este, arribar a las islas de las Especias.

Sabíase, además, sin duda ninguna que los antiguos habían conocido la esfericidad de la Tierra y la existencia de los antípodas, que en el tiempo de la ignorancia habían sido consideradas, no sólo como un error antifílosófíco, sino como una herejía. Los viajeros que, siguiendo las huellas del veneciano Marco Polo, habían recorrido todas las costas del Asia, se aseguraron de que la Tierra formaba una curva del Este al Oeste; y los portugueses, que al comienzo del siglo XV visitaron todas las costas de Guinea, añadiendo sus conocimientos a los de los navegantes del norte de Europa, habían demostrado, por la elevación y el descenso de la estrella polar y del Sol, que la Tierra formaba una línea curva del Norte al Sur; que, por consiguiente, tenía figura esférica, y que podía darse la vuelta. Todo ello estaba muy de acuerdo con las observaciones de los astrólogos, quienes, a pesar de proponerse el fin ridículo de adivinar el porvenir, habían hecho, sin embargo, grandes progresos en astronomía.


  1. Heródoto, lib. IV, cap. IV; Estrabón, lib. I, y otros, que pueden verse en Riccioli, Geogr., lib. III, cap. XX.