vuelta a la Tierra, hasta que los astrónomos, y el cardenal Contarini el primero, demostraron que esto debía suceder a todos los que daban la vuelta al Globo singlando constantemente de Oriente a Occidente.
§ XXI. Al cabo de tres años, de los doscientos treinta y siete hombres que formaban la tripulación y de cinco navios que componían la escuadra, no se vieron, dice Anglería,[1] llegar de vuelta a Sevilla, de donde habían salido, mas que diez y ocho hombres y un solo navío ruinoso y acribillado de vías de agua. Entre los diez y ocho hombres estaba Pigafetta. Cada uno se creyó en el deber de contar todo lo que le había sucedido, tanto más cuanto la corte de España quería publicar la relación de un viaje tan importante, porque nadie antes que estos navegantes había dado la vuelta al mundo. Pedro Mártir de Anglería, a quien acabamos de citar, del Consejo de Indias por el emperador, que había ya escrito la historia de la navegación de Cristóbal Colón,[2] fué el encargado de recoger todos los datos que podían lograrse del mísero resto de la tripulación. Probablemente pondrían en sus manos todos los diarios que se encontraban a bordo del navío, sobre todo de los que habían perecido; mas parece ser que Pigafetta guardó el suyo, porque él mismo dice que fué a presentarse al emperador en Valladolid,[3] y es presumible que le ofrecería una copia de su propia mano, guardando las notas originales.
A las órdenes que el emperador dió a Anglería para
- ↑ Epístola 767.
- ↑ Petri Martyris ab Anglería. De rebus Oceanicis et orbe novo, 1516.
- ↑ Pariéndome da Seviglia andai a Vagliadolit ove apresentai a la sacra majestá de D. Cario, non oro ne argento, ma cose da essere assai apreciati da un simil Signore. Fra le altre cose li detti uno libro scripto de mia mano, de tucte le cose passate de giorno in giorno nel viaggio nostro.